Saturday, February 21, 2009

¿Porqué diablos escribe Alernaboy así? pt.2 (el Mundo Radiófonico de Alernaboy)

¡Saludos, blogueros, web-lectores despistados y reos con internet de banda ancha clandestina! Una vez más, Alernaboy con otra Alernastory bien alernosa. Y como Febrero está por acabarse no podía terminar sin un post nuevo en este su blog preferido “El Mundo Feliz de Alernaboy”. Mi ausencia fue larga a comparación de las últimas apariciones que tenía dentro de éste su blog preferido y jocosito que además dentro del mismo blogger.com estuve ausente; por ello quisimos darnos unas vacaciones mientras recabábamos información para contar la siguiente parte de mi historia como Mr. Typewriting-guy-with-awesome-and-fucking-ideas.

Y como les prometí, aquí contaré la siguiente parte de mi evolución para llegar al sexto sentido y escribir tremendas estupideces en la web y una que otra libreta que encuentre. Pues arrenálguense, compren un six de chelotas y a gozar con este post:

Nos quedamos en que de chavito comencé mi carrera de escritor con novelitas de terror sci-fi y romantic gore. Pues bien, seguíamos en finales de los ochenta y mientras mi éxito literario soft era leído por unas tres decenas de pre-pubertos y dos que tres fans de hueso colorado, Titito –osea, yo pero de chavito-, incursionaba al mundo de la radio novela “DIY”, o como algunos otros babosos dirían: “independiente”. Pero más que independiente mi onda radionovelera se inclinaba hacia lo undergound-core ya que solamente tuve un escucha y eso que por casualidad.

Como dato histórico -y de entendimiento para esta entretenida lectura-, para la banda que se pregunta cómo hacía yo una radionovela en aquellos alocados ochenta. Pues bien, resulta que a mi sisterna ochentera con copete de Madonna, en una navidad ochentera le regalaron mis padres ochenteros una grabadora de cintas magnéticas (mejor conocidas como cassettes, o kct) que incluía radio am/fm y un ecualizador bien padriuris y hacía que esa grabadora estuviera… ¡bien ochentera! Lo chido de esto es que la grabadora era portátil. ¡Si, como los ipods! Aunque no tan pequeña y con menos consecuencias de aislamiento social como lo son ahora todos esos artilugios tecnológicos.
Esa grabadora era la onda; además de que mi hermana escuchara a sus artistas favoritos, yo la usaba con mis cuates para grabar nuestras voces leyendo instructivos de juguetes o comics del hombre araña o grabando capítulos de los Thundercats, era curioso como esa extraña tecnología para unos niños de 8 a 11 años de edad (etapa que usé esa grabadora) podía ser tan interesante y a la vez weirdo escuchar sus propias vocesy decir: “¡Ésa no es mi voz!”. Recuerdo una vez que me grabé leyendo un álbum de los Transformers patrocinado por Sidral Mundet; lo curioso aquí es que en ese momento tenía mi clásica alergia ocasionada por los gatos, aún así grabé todo constipado y sorbiendo mocos, creo que le daba un toque más underground y en las escenas de acción quizá hasta con un toque de drama y escencialmente un sentido envolvente por el efecto surround-sound que tenía la gabacha. En fin. Eso fue antes de comenzar mi carrera radiofónica.

Pues ya por ahí de 1989, en una tarde con demasiado tiempo libre y sin ganas de hacer tareas o aburrido de jugar otra vez al asesino serial (esa es otra historia), tomé un kct que tenía para grabar mis tonteras y lo introduje a la gabachita. Creo que a muchos artistas les sucede, yo no sé si lo sea, pero cuando algún músico compone o está en el escenario se convierte en otra persona, o cuando el escritor escribe (si, si, valga la pinche redundancia) entra a un trance inexplicable para los demás. A mí me sucedió esa vez que tomé la grabadora ochentera y de repente ya tenía el primer capítulo; los personajes y hasta el “original score” de: El Extraño Retorno de Laureano Baltazar.

¡¡Yeeeah, man!! Sé que el título semeja mucho a una novela protagonizada por Lucha Méndez, donde se le hacían los ojos amarillentos: El Extraño Retorno de Diana Zalazar. Que en aquellas épocas era -¡uff!- la sensación televisiva de Televisa para la Gran Familia Mexicana en horario estelar para cuando las mamases y los papases regresaban de sus trabajitos esclavizantes, vendiendo la idea de que el “amor” es para siempre con los temas -afortunadamente inentendibles para esa Familia- sobre la Reencarnación y la Telequinesis; claro está que si pones a Lucía Méndez con pupilentes de Darth Maul de Star Wars y haciendo desmadres en el set de grabación como Carrie puede resultar sensacional para una historia de “amor”. Pero yo ya había visto Carrie y ya había visto Star Wars, aunque no salía todavía Darth Maul, pero bueno, Star Wars es STAR WARS.

Pues bien, utilicé un poco el título para hacer mi versión más retorcida de esa basura. Aparte Laureano era el nombre del “ángel del rock”, otra basura. Aunque iría en audio solamente, tuve la paciencia y el detenimiento para lograr los efectos de disparos, muertes y hasta besos pasionales. Me concentré mucho y tuve muchos cortes y ediciones para darle el sentido correcto a los diálogos; darle los matices exactos a los personajes, etc. Y es que sino chequen el argumento:

Laureano Baltazar vivía con su dulce abuelita, quien sabía un secreto sobre el origen de Laureanito, aunque Laureanito creo que ya lo sabía porque resulta ser que la abuelita un día dejó un libro antiguo donde decía que Laureano era descendiente del guardaespaldas de Vicente Guerrero allá por el siglo XIX. Aunque en el curso de la historia nos damos cuenta que Laureano es reencarnación de Vicente Guerrero. ¡Yeah! Pero me fusilé la idea de que realmente el guardaespaldas era Chentito y que el Chentito Fake como que ya le había gustado ser Chente Guerrero, y pues mata al original con una pócima venenosa, por lo cual el Vicente Guerrero que leemos en los libros era el fake, no se sabe cuando se hizo el cambio y en qué momento histórico muere el verdadero, pero si fue antes del Abrazo de Acatempan pues ya valió queso.
En mi historia, lo que no sabía el Fake es que The Real Vincent Warrior sabía y conocía las artes ocultas de la magia negra, no me pregunten porqué pero tenía que justificar su reencarnación y desprendimiento del cuerpo físico.

Y bueno, el Real Vicente Guerrero guardaba y compartía su conocimiento con la madre de la que sería su abuelita en la actualidad. Esta mujer era en realidad una santera cubana con la que Vicente recurría no solo a que le hiciera limpias, sino cuando se sentía un poco solito pues recurría a las maravillas que esta mulata le hacía para sentirse un poco acompañado. Resulta ser que el fruto de un encuentro con esta bruja, nace quien sería la abuelita de Laureano. Vicente es asesinado por el fake y su alma es guardada por la bruja, esperando el momento de encontrar un cuerpo idóneo para reencarnar.

La hija de ambos crece y al llegar a la adolescencia la asesinan no recuerdo porqué, creo que me salté un episodio o lo dejé en mi memoria. Pero al final resulta que la bruja había entrado al cuerpo de la chavita para residir ahí, usurpando su personalidad para poder alcanzar el momento de la llegada de Vicente en un cuerpo nuevo, claro que si hacemos cuentas la abuelita tenía unos ciento treinta y tantos años y Laureano Baltazar (a.k.a. Vicente Guerrero) era un ventiañero. Lo cual entonces nos deja que la abuelita no era la abuelita sino su pareja sentimental. ¡Changos! Creo que en este momento la explicación no es evidente si se escucha la novela, ya que pues a esa edad no entendía sobre el complejo de Edipo u ondas medio incestuosas. Yo me fui por el lado de que pues inche abuelita tenía que darle un peso dramático y dejar el cliché de la ancianita dulce y compasiva que cuida a su retoño. Ya teníamos a Peter Parker y a su Tia May.

El Villano era el Vicente Fake, quien tampoco tuve la explicación de ponerlo en la era actual, al inicio de la serie era un empresario quien conocía a Laureano y su secreto; después fue un brujo que invoca el espíritu del Vicente Fake para que entrara a su cuerpo.

El final, es la onda. Cuando Laureano sabe que su abue no es su abue y que el Vicente Fake anda tras de él. Llegan a un enfrentamiento ambos Chentes: se agarran a catorrazos, se avientan cosas y en la batalla el Fake mata a la abuelita. Laureano se encabrona y desata así como el Genkidama de Gokú y se madrea al Fake. Pero termina tan enojado que su fuerza provocó que la mitad del planeta quedara destruido y que posteriormente tuviera una visión tipo flashback: Pues resulta ser (chales, ¡que fumadas!) que se da cuenta de que él era el Vicente Fake, ya que su flashback que narro en ese momento es el momento de cuando es fusilado o dicen que fue fusilado el real Vicente Guerrero, o el que conocimos en Historia. Y ya ahí termina con un extended version del tema de la serie interpretada por mí.

Laurano Baltazar y su historia fue creo la única que recuerde con mas detenimiento y tal vez la única que grabé originalmente con la intensión de que fuera “radionovela”. Poco después hice en radionovela las aventuras de mi súper héroe Solarix, el protagonista de unas novelitas que en el post anterior les comenté. En realidad era lo mismo que había escrito nada más que leído y con mis fabulosos efectos especiales hechos con la boca.

Ok, pues eso es todo por ahora. Para el siguiente post, narraremos ahora si, mi frustrada carrera como dibujante de comics y mi primer cuento formal, por decirlo así.

Abur!